miércoles, 23 de septiembre de 2009

EL HORNO

La nueva situación me sorprendió. Inseguro mire a mis contrincantes. Pequeñas gotas de agua brotaban en mi calva, que por suerte, estaba cubierta por un esponjoso sombrero de fieltro. A mi derecha un negro con grandes y carnosos labios que intentaban cubrirle la nariz. Enfrente, alguien con aspecto de cornalito, si, de cornalito, pequeño, brillante por la grasa que salía por todos sus poros y con sus ojos tapados por lentes de vidrios increíblemente gruesos. A mi izquierda el hombre del habano. Solo eso podía decir, su rostro no tenia detalles, parecía una rodilla con boca y en ella el habano largando humo en forma constante. En el centro de la mesa verde, una pila de billetes, en mi mano, solamente un par de cuatros iluminados por la única luz de la habitación. Ya no tenia dinero en mis bolsillos y por eso, sin mirarlo, le dije al cornalito: -Hacéme un vale por 1000 y con eso voy jugado - . Sonrió mientras sacaba del bolsillo de su saco blanco el talonario, llenó un pagaré y me lo dió a firmar. Lo puse en el centro de la mesa. El negro tiro sus cartas, el cornalito tomo un sorbo de su vaso de tequila y también se descartó. El del habano dijo: - Quiero ver – mientras arrimaba diez billetes a la pila. Pedro,se apago la luz y por eso estoy aca, ¿puedo pasar? Mirá, dijo Pedro, sentado detras de un enorme escritorio blanco, me caes simpático, salvo la timba y algún golpe a tu mujer no tenés culpas mayores pero dame un segundo asi le pregunto al jefe. Pedro levanta el auricular del telefono rojo que esta a su lado y digita el numero 33, pone sus pies sobre el escritorio y tamborilea con sus dedos sobre una carpeta que dice Par de cuatros. Bien, bien, gracias a usted, jefe. Mire, tengo al del par de cuatros en la oficina, quiere entrar, ah, ah, a mi me resulta simpatico, ud manda. Pedro se levanta y le alcanza el telefono. ¿Para mi? - dice el hombre. Toma el auricular y se lo acerca al oido. Bien, y yo queria entrar. Pero.....pero......intente correrlos y no salio, si, la verdad........ no pense en mi familia, gracias igual. El hombre, triste, le alcanza el auricular a Pedro, quiere hablar contigo - dice. Pedro, escuchando con mucha atencion, muy bien jefe, a la orden.
Que te dijo? pregunto Pedro. Que soy un pelotudo, una deshonra para los jugadores de pocker y para mi familia, por eso no puedo entrar.
Lamento!- dice Pedro
Al lado del hombre y tomandolo por un brazo aparece una persona vestida de negro, con los cachetes encendidos, de un rojo brillante, con un tenedor en la mano. Ambos se dirigen a una puerta que dice: PURGATORIO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario